miércoles, 1 de mayo de 2013

Confusión acriollada

Ya he tratado el tema al inicio de este blog, cuando resumí la teoría vigente de economía pública, pero seré más explícito. La dialéctica discusión izquierda / derecha y sus diversas variantes nos mete a los liberales en el saco de mercantilistas, rentistas, conservadores, fascistas y otras especies que pueblan nuestro país. Grave error, en algunos casos. Viveza de quienes no quieren entrar en serio al debate conceptual o aplicado; saben que lo perdieron, engañar es mucho más fácil. El primero lo empezaron a perder en 1891 cuando Böhm Bawerk publicó sus tres tomos de Capital e Intereses y enmendó la plana a Das Kapital de Karl Mark. Von Mises y Von Hayek añadieron palos a los cuernos. Von Hayek sugirió que comunistas y fascistas, totalitarios ambos, tenían mucho más en común de lo que parecía. Más recientemente los siguieron sepultando aún más hondo los aportes de Buchanan, Tullock, Stiegler, Becker, North, Stiglitz, Samuelson, Coase, Ostrom o Akerlof, entre otros.

Las reformas de inicios de los 90, pese a que se cometieron errores explicados, en parte, porque en realidad no se contaba con el apoyo político de Fujimori, le cambiaron la cara a nuestro país. Después que la productividad restara casi un punto porcentual al crecimiento con el "capitalismo de Estado" de los 70s -el mismo en el que insisten con Petro y Repsol- y casi cuatro puntos con el populismo ramplón de los 80s, la productividad ha estado añadiendo alrededor de 2.5 puntos porcentuales al crecimiento. La productividad ha crecido a una de las cinco tasas más altas del mundo en la década. Finalmente hacemos más con lo mismo. La competitividad ha mejorando, aunque hay desventajas relevantes: (instituciones, salud, educación, infraestructura e innovación). fallas de Estado o mercado que no se atienden. El costo de hacer negocios ha mejorado, así como las libertades económicas o la gobernabilidad. Estamos en el promedio mundial, sin embargo. Desde 1994, en esencia, no avanzamos en serio.

La pobreza ha retrocedido, la distribución del ingreso ha mejorado ligeramente -cuando lo usual en periodos de crecimiento dinámico de países como el nuestro es que aumente-, el gasto real del quintil de menores gastos se más que duplicado desde el 2004. La nueva moda, falaz también, es que esto no es sostenible. Ya encontrarán otra cuando el tiempo vuelva a probar que se equivocan.

Nuestro país no es una economía de mercado, ni de chiste. Las instituciones son precarias. El Estado no promueve efectivamente la competencia. Los reguladores son débiles y, muchas veces, están capturados por el regulador o el Estado. Hay fallas de mercado que ni siquiera se intenta corregir. Hay fallas de Estado de todos los colores y sabores: incentivos políticos, ausencia de rendición de cuentas, búsqueda de rentas, problemas de principal-agentes, entre otras. El Estado no hace lo que debe y hace mal lo que sí, en muchos casos.

Esta es la realidad. Supongo que es súper cómodo hablar de izquierda vs derecha, revolucionarios vs reaccionarios y demás. La teoría y la evidencia respaldan que las reformas de mercado han traído prosperidad a nuestro país. Un país mucho más integrado que el de hace unos décadas por la migración y el mestizaje. Lo revolucionario es enfrentar a los mercas y a los corruptos para profundizar las reformas. No repetir como loritos lo que ni entienden, haciéndole el juego a los que quieren que se mantenga el status quo: mercas / conservadores / fachos o "progres".